Para hablar de la historia de la cata es obligado contar un poco de la historia del vino. El vino siempre tuvo máxima importancia en todas las civilizaciones desde sus inicios.

Crear vinos era una actividad muy importante, tanto por su fin comercial, cultural y lúdico. Y, por supuesto, también lo era ofrecerlo y darlo a conocer dándolo a probar a las gentes para que pudiesen compararlo y posteriormente comprarlo.

En sí, esta actividad no se conocía con el actual nombre de “cata de vinos”, pero era la forma más simple de comercializarlo y de brindar con amigos y familiares.

Es necesario conocer la historia del vino para saber como se le da nombre a ésta actividad denominada “Cata”.

Se considera, que en la historia de la cata de vino, que los principales signos de la presencia de vinos se encuentran en Alaska, aquellos que representan el tiempo más antiguo del hombre y del uso de esta bebida.

Nos situamos  en la antigua Mesopotamia lo que ahora conocemos como Irak. Hacia el año 9000 antes de Cristo las poblaciones que se caracterizaban por ser asentadas se dedicaban a actividades como la ganadería o la agricultura, entre ellas debemos mencionar varios cultivos de vid. Así comienza la creación del vino, y al mismo tiempo el nacimiento de la cata.

El cultivo de las uvas se vio disminuido considerablemente, cuando el Imperio Romano cayó en el 476 antes de Cristo. Tras esta catástrofe, peligró y casi desaparece la producción del vino y con ello la tradición de la Cata.

La Cristiandad juega un papel importante en la historia y recuperación del vino, quienes por medio del vino tienen una representación simbólica de la sangre de Cristo, la última cena y todas sus enseñanzas. De ésta manera se relanza sustancialmente el cultivo de la vid y la recuperación y tradición de producir vino. Y con ello sus catas.

La cata de vinos tuvo más fuerza y representación gracias a los monjes y frailes que se dedicaron con esmero a la producción de los mejores vinos en la edad media, lo que permitió que entre los productores se dieran actividades de cata para determinar los vinos que poseían las mejores características y cuáles no.

Gracias a los monjes el vino se expandió por todo el mundo, y comenzó a adquirir la importancia y relevancia de esta bebida hasta nuestros días. A día de hoy, el vino ha sido y es una de las bebidas más apreciadas: acompaña una buena reunión familiar; los mejores momentos en nuestras vidas los acompañamos de su presencia y sabor; los negocios se cierran alrededor de una buena copa de vino.

Y sin duda, para producir un buen vino hay que catarlo, saborearlo y mejorarlo hasta conseguir un resultado final redondo y equilibrado.

En la actualidad, las catas nos ofrecen infinidad de variedades. Catamos su sabor, descubrimos sus cualidades, sus aromas, su edad y la barrica en la que ha envejecido, catamos en un viñedo, catamos a ciegas…

Es así, como evoluciona, al igual que el vino y siempre cogidos de la mano, el vino y la cata, la cata y el vino.

Descubre nuestras importantes experiencias con catas.

 

Iniciación a la cata en ciudad

Curso de cata y maridaje por la calle Laurel. Logroño

Empezar un nuevo año es todo un brindis a los nuevos deseos y sobre todo a los nuevos retos que nos esperan en el camino. Todos comenzamos con nuevos propósitos y metas para ampliar  y enriquecer nuestros horizontes. Qué mejor primer objetivo que conocer y reconocernos desde los orígenes…La Rioja y la Rioja Alavesa a través de nuestra historia y desde el principio de los tiempos…

Por eso, esta semana  hemos querido contagiarnos de la mágica energía de nuestra geografía y de su legado más milenario. Las primeras sociedades y sus primeros asentamientos en nuestro querido valle del Ebro. Aunque la visitemos una y otra vez, siempre resulta un nuevo descubrimiento. A muy pocos kilómetros  de Logroño y de Laguardia podemos visitar, de manera muy accesible y fácil, parte de la ruta de los dolménes de la Rioja Alavesa.  Los dolménes eran antiguos templos funerarios megalíticos de diferentes períodos prehistóricos, que se situaban en puntos geográficos estratégicos y, que formaban parte de la estructura social de nuestros antepasados hace más de 3.000 años.

El primero que visitamos es el denominado la Chabola de la Hechicera, en el municipio de Elvillar,  en la carretera comarcal de Laguardia. Un lugar mágico y de una extraordinaria belleza para perdernos simplemente divisando el horizonte. Desde este enclave  podemos  contemplar prácticamente todo el Valle del Ebro.  Que se presenta ante nosotros como un mapa desplegado sobre un mar de viñas y, en el que podemos poner nombre a los ríos y valles que lo cruzan. Desde el pico de San Lorenzo nevado, el pico más alto de La Rioja, a el Valle del Iregua, del Najerilla incluso del Oja…y detrás de nosotros, al norte la singular protección de de la sierra de Cantabria y más allá hacia  en el noreste y Navarra, la sierra de Codés…

El tiempo parece detenerse y saboreamos cada instante entrando por el pasillo en la antigua cámara circular rodeada de losas…tocamos sus piedras y sentimos que nos transportan a un pasado lleno de misteriosos rituales y creencias ancestrales.

En el mismo municipio también se puede visitar el dolmen de El Encinal; a las afueras de Laguardia y en la carretera nacional a Vitoria, el dolmen de San Martín, con un guardaviñas sobre su sepulcro; más adelante y siguiendo la misma ruta se encuentra el dolmen de El Sotillo, entre Laguardia y Leza, este es un sepulcro megalítico de corredor; en Villabuena de Álava esta el dolmen de El Montecillo y en Cripán puedes visitar el de los Llanos.

Rioja&North desea un feliz año a todos los viajeros en búsqueda de experiencias singulares y únicas.